martes, 10 de enero de 2012

La humildad del Campeón


Así es como se llama el libro de Enrique Ortego sobre Iker Casillas. Por cierto, antes de que me acuséis de que estoy atrasada en el tiempo, por eso de que el libro salió hace semanas, deciros que escribo esta entrada porque el libro está en mi poder, gracias a Sus Majestades los Reyes Magos, y porque llevo más de la mitad leído y puedo afirmar que me está cautivando por momentos.

Es cierto que para los que somos seguidores de Casillas, este libro nos iba a encantar sí o sí. Tampoco nos iba a sorprender demasiado, -puesto que como buen seguidor ya sabemos bastante de sus triunfos y no tan triunfos-, pero está escrito con tanta profesionalidad, que se lo recomiendo a todo el mundo.

El título del libro no podría haber sido mejor. No hay deportista como él tan humilde, solo comparable a Rafael Nadal. Y no hay campeón, tan campeón. Lo sé, es amor de fan. Pero desde chiquitina, Iker me ha dejado boquiabierta. No hablo de belleza, aunque en esto tampoco se queda corto. Hablo, de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos.

Gracias al libro he podido recordar el mejor momento de Iker, el que le hizo resurgir, con permiso de la Eurocopa y la Copa del Mundo, el momento que siempre recordaremos entre lágrimas. El momento en que se lesiona César, y Del Bosque le pide a Iker calentar en la final de Champions contra el Bayern Leverkusen. Y él nervioso, pide que le corten las mangas, por comodidad y también por superstición.

Ese momento, sobretodo ese último minuto en el que Iker hace tres paradas importantísimas, las más de su carrera y el árbitro pita el final del partido. El de Móstoles, el galáctico llora de alegría, pero también de rabia. Llevaba partidos sin ser titular y esa noche fue su noche.
Gracias al periodista Enrique Ortego, al fútbol, a la memoria y sobretodo a Iker Casillas.